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Día 63 

    De acuerdo a estándares mundiales, cuando regalas algo, tienes menos de eso. Continúa dando, de acuerdo a esos estándares, y corres el riesgo de quedarte sin nada. Pero no es así como funcionan las cosas. El amor, por ejemplo. Si le fueras a decir a alguien en este momento que lo amas y lo apoyas, ¿reduciría la cantidad de amor que tienes para dar? Claro que no. Tu habilidad para amar no se reduciría para nada al dar. Cuando bendices a otra persona, ¿significa esto que tienes una bendición menos para compartir? No. El darle una bendición a otra persona no hace nada para reducir el número de bendiciones que tienes para dar.

    El amor y las bendiciones son energía. El dinero también es energía. La principal diferencia entre los tres es que pensamos en las primeras dos como bienes intangibles mientras que pensamos en la tercera como un bien tangible. Pero en realidad la tercera no es más tangible que las otras dos. Es solo una idea, a la cual le adjuntamos un símbolo físico ocasionalmente, pero ya sea que le adjuntemos o no un símbolo, el hecho es que sobre todo, el dinero es una idea. Y las ideas son pensamientos y los pensamientos son energía y la energía puede cambiar de forma, pero no se acaba. Nunca.

    Hace poco, Kate llamó a su banco para solicitar que le transfirieran dinero de su cuenta a la de una amiga. Durante este intercambio, ella no tocó el dinero físicamente. Tampoco lo hizo el cajero que hizo la transferencia. Sencillamente puso un pensamiento en palabras y le habló las palabras a la persona del banco. Para efectuar la solicitud, el cajero electrónicamente movió números de una cuenta a otra. Los números bajaron temporalmente de la cuenta de Kate, pero eso se corrigió con otro intercambio de energía al día siguiente en forma de un depósito. Nada se intercambió, excepto energía, y como todo en la naturaleza, algo salió y algo entró: todo es parte del flujo y del reflujo natural.

    Los que crean que tendrán menos después de dar, por supuesto, seguramente experimentarán un mayor período de carencia, pero solo porque así lo creen y lo esperan. Cuando alguien experimenta carencia por algún período extendido de tiempo, es porque han aceptado el estándar mundial como algo válido. Se ha vuelto su realidad. Pero hay un estándar superior, donde el dar es intercambiar energía y donde entre más das, más tendrás para dar, y entre menos das, menos tendrás para dar. La experiencia personal de Kate ha sido que entre más da, se siente más emocionada, energética y feliz. Le encanta como se siente cuando da a los demás, ya sea tiempo, dinero o bendiciones. Ha llegado a aceptar el dar como un paso vital en su camino personal para convertirse en quien ella quiere ser.

    Ella también cree personalmente que a menos de que esté primero dispuesta a dar, estará complicándolo todo para que pueda recibir. Y no es algo que ella quiere. ¿Y tú? Para ilustrar el punto, tiene un par de experimentos para que hagas. Primero, inhala profundamente. Jala la mayor cantidad de aire posible a tus pulmones y sostenlo ahí por cinco o diez segundos. No dejes que salga nada del aire. Mantén tus pulmones llenos. Ahora trata de inhalar más aire sin dejar que nada escape de tus pulmones primero. ¿No puedes, verdad? Si no haces espacio para más, no puedes recibir más.

    En el segundo experimento, pon una moneda de diez pesos en tu mano y cierra el puño alrededor de la moneda. Coloca la otra mano encima y pídele a alguien que te de otra moneda de diez. Trata de tomar la moneda sin soltar las manos de alrededor de la moneda inicial. Quizá puedas sostener una moneda, pero no podrás hacer esto muchas veces. Si alguien te continuara dando monedas o billetes, llegaría el momento en que no podrías tomarlos a menos de que soltaras tus manos. No puedes recibir, hasta que hayas dado. El dar es parte del proceso de recibir.

    Estamos hechos para dar y recibir. El pensar que podemos hacer uno sin lo otro es como sentarnos en una de las orillas de un sube-y-baja esperando divertirnos, pero negándonos que alguien se siente del otro lado. En momentos difíciles, es más fácil enfocarnos en nuestros problemas y solo preocuparnos por nosotros. El dar nos ayuda a escapar de esa trampa. Nos jala hacia arriba, como cuando una persona sentada del otro lado del sube-y-baja nos eleva del piso. A través de este sencillo intercambio de energía al dar a los demás, nos encontramos llenos de una energía alegre y llena de recompensas.
    El dar nos recuerda que somos seres ilimitados viviendo en un universo infinito.
    El dar nos ayuda a ir más allá de nuestros límites.
    El dar nos hace sentir abundantes.
    El dar nos ayuda a crecer.
    El dar es un regalo que nos damos a nosotros mismos.

    Pensamiento del Día: 
    “Puedes obtener grandes beneficios al dar. Entre estos beneficios están los nuevos amigos, un sentimiento de seguridad, alegría y un sentido de orgullo. Estás en tu mejor lugar cuando haces la diferencia y contribuyes.” -de La Fuerza de Dar por Azim Jamal y Harvey McKinnon


    Afirmación del Día:
    “El dar es un regalo que me doy a mi mismo.”

    Cuentan que en la carpintería hubo una vez una extraña asamblea. Fue una reunión de herramientas para arreglar sus diferencias.  El martillo ejerció la presidencia, pero la asamblea le notificó que tenía que renunciar. ¿La causa? ¡Hacía demasiado ruido! Y, además, se pasaba el tiempo golpeando. El martillo aceptó su culpa, pero pidió que también fuera expulsado el tornillo; dijo que había que darle muchas vueltas para que sirviera de algo.

    Ante el ataque, el tornillo aceptó también, pero a su vez pidió la expulsión de la lija. Hizo ver que era muy áspera en su trato y siempre tenía fricciones con los demás. Y la lija estuvo de acuerdo, a condición de que fuera expulsado el metro que siempre se la pasaba midiendo a los demás según su medida, como si fuera el único perfecto. En eso entró el carpintero, se puso el delantal e inició su trabajo. Utilizó el martillo, la lija, el metro y el tornillo.

    Finalmente, la tosca madera inicial se convirtió en un lindo mueble. Cuando la carpintería quedó nuevamente sola, la asamblea reanudó la deliberación. Fue entonces cuando tomó la palabra el serrucho, y dijo: -»Señores, ha quedado demostrado que tenemos defectos, pero el carpintero trabaja con nuestras cualidades. Eso es lo que nos hace valiosos. Así que no pensemos ya en nuestros puntos malos y concentrémonos en la utilidad de nuestros puntos buenos».

    La asamblea encontró entonces que el martillo era fuerte, el tornillo unía y daba fuerza, la lija era especial para afinar y limar asperezas y observaron que el metro era preciso y exacto. Se sintieron entonces un equipo capaz de producir muebles de calidad. Se sintieron orgullosos de sus fortalezas y de trabajar juntos. Ocurre lo mismo con los seres humanos. Observen y lo comprobarán.

    Cuando en una empresa el personal busca a menudo defectos en los demás, la situación se vuelve tensa y negativa. En cambio, al tratar con sinceridad de percibir los puntos fuertes de los demás, es cuando florecen los mejores logros humanos. Es fácil encontrar defectos, cualquier tonto puede hacerlo, pero encontrar cualidades, eso es para los espíritus superiores que son capaces de inspirar todos los éxitos humanos.

    Acción del Día: 

    1. Lee tu Plan de Negocio para la Prosperidad y las once cosas de tu lista de agradecimientos. 
    2. Toma un momento para pararte firmemente con un brazo alzado hacia el cielo, el puño firme como si te estuvieras agarrando de la mano de Dios. Ahora, ya sea verbal o mentalmente repite “Con Dios por Testigo declaro: hoy SOY poderoso, hoy SOY valiente, hoy SOY fuerte, hoy ESTOY libre de miedos, hoy TRIUNFO en todo lo que hago, hoy PROSPERO y VIVO cada momento de este día abrazando mi verdadera naturaleza, SIENDO la persona que estoy destinada a ser. ESTA ES MI VERDAD.” Nota: Lleva siempre en tu bolsa o cartera la tarjeta que escribiste con estas líneas para que la puedas leer cuando sientas dudas o cuando tengas miedo. Y como antes, cada vez que repitas esta afirmación, repite las palabras con la mayor emoción y sentimiento posible, dedicándole cuando menos un minuto a imaginar cada aspecto de tu vida como lo quieres. 
    3. Coloca tu cuota de dinero del día de hoy en tu contenedor y lee la afirmación que está en el contenedor tres veces. Espera recibir algo en regreso. 
    4. Bendice a todos los que están a tu alrededor, incluyendo a los otros participantes en este experimento. Imagina como aquellos a quienes bendices prosperan y se rodean del bien. Entonces bendícete a ti mismo e imagina lo mismo. Puedes continuar bendiciendo a la persona o personas en tu lista de bendiciones.
    5. Lee todas las bendiciones que recibes. Tus bendiciones están haciendo una diferencia. El leer las respuestas te dará la oportunidad de verlo por ti mismo.