Probablemente has dicho antes: El dinero no crece en los árboles. Bueno, eso es una mentira. El dinero sí crece en los árboles. Y te diré como. Pero primero necesito que saques un billete de cien pesos, sostenlo en tus manos y míralo con detenimiento. He aquí algunas preguntas y respuestas para que evalúes:
P. ¿De qué está hecho este billete?
R. Está hecho de papel.
P. ¿Sabes de qué está hecho el papel?
R. Está hecho de madera.
P. ¿Y de dónde viene la madera?
R. De los árboles.
¿En serio?
Así es que lo que estás diciendo es que… Los árboles son madera. La madera hace el papel. El papel se convierte en dinero y por lo tanto… ¡Ajá! ¡EL DINERO SÍ CRECE EN LOS ÁRBOLES! Ves, te dije que era una mentira. Así es que ahora que sabes que esta oración acerca del dinero que no crece en los árboles es falsa, quizá te quieras preguntar esto: ¿Qué otras oraciones falsas estoy considerando como verdades? Buena pregunta, ¿verdad? ¡Espera a que escuches las respuestas! Las comenzaremos a examinar mañana.
Pensamiento del Día:
“La gente puede creer y cree todo tipo de ideas tontas.” -Michael Hall
Afirmación del Día:
“Dejo ir los pensamientos y creencias que no me sirven.”
Los tres leones
En una selva vivían tres leones.
Un día el mono, el representante por los animales, convocó a una reunión para pedirles una toma de decisión.
Todos nosotros, -dijo el mono- sabemos que el león es el rey de los animales, pero tenemos a una gran confusión:
En la selva existen tres leones y los tres son muy fuertes.
¿A cuál de ellos debemos rendir obediencia?
¿Cuál de ellos deberá ser nuestro Rey?
Los leones supieron de la reunión y comentaron entre sí:
-Es verdad, la preocupación de los animales tiene mucho sentido.
Una selva no puede tener tres reyes.
Luchar entre nosotros no queremos ya que somos muy amigos…
Necesitamos saber cuál sera el elegido, pero, ¿Cómo descubrirlo?
Otra vez los animales se reunieron y después de mucho deliberar, le comunicaron a los tres leones la decisión tomada:
-Encontramos una solución muy simple para el problema, y decidimos que ustedes tres van a escalar la Montaña Difícil.
El que llegue primero a la cima será consagrado nuestro Rey.
La Montaña Difícil era la más alta de toda la selva. El desafió fue aceptado y todos los animales se reunieron para asistir a la gran escalada.
El primer león intentó escalar y no pudo llegar.
El segundo empezó con todas las ganas, pero, también fue derrotado.
El tercer león tampoco lo pudo conseguir y bajó derrotado.
Los animales estaban impacientes y curiosos; si los tres fueron derrotados, ¿Cómo elegirían un rey?
En este momento, un águila, grande en edad y en sabiduría, pidió la palabra:
-¡Yo sé quién debe ser el rey! Todos los animales hicieron silencio y la miraron con gran expectativa.
– ¿Cómo?, preguntaron todos.
-Es simple… dijo el águila. Yo estaba volando bien cerca de ellos y cuando volvían derrotados en su escalada por la Montaña Difícil escuché lo que cada uno dijo a la Montaña.
El primer león dijo: – ¡Montaña, me has vencido!
El segundo león dijo: – ¡Montaña, me has vencido!
El tercer león dijo: – ¡Montaña, me has vencido, por ahora! Pero ya llegaste a tu tamaño final y yo todavía estoy creciendo.
La diferencia, completó el águila, es que el tercer león tuvo una actitud de vencedor cuando sintió la derrota en aquel momento.
Los animales aplaudieron entusiasmadamente al tercer león que fue coronado El Rey de los Animales.
No tiene mucha importancia el tamaño de las dificultades o situaciones que tengas.
Tus problemas, por lo menos la mayor parte de las veces, ya llegaron al nivel máximo, pero no tú.
Tú todavía estás creciendo y el Señor en ti es más grande que todos tus problemas juntos.
Todavía no llegaste al límite de tu potencial y de tu excelencia.
La Montaña de las Dificultades tiene un tamaño fijo, limitado.
¡Tú todavía estas creciendo!
Acción del Día:
- Lee tu Plan de Negocio para la Prosperidad y las once cosas de tu lista de agradecimientos.
- Toma un momento para pararte firmemente con un brazo alzado hacia el cielo, el puño firme como si te estuvieras agarrando de la mano de Dios. Ahora, ya sea verbal o mentalmente repite “Con Dios por Testigo declaro: hoy SOY poderoso, hoy SOY valiente, hoy SOY fuerte, hoy ESTOY libre de miedos, hoy TRIUNFO en todo lo que hago, hoy PROSPERO y VIVO cada momento de este día abrazando mi verdadera naturaleza, SIENDO la persona que estoy destinada a ser. ESTA ES MI VERDAD.” Nota: Lleva siempre en tu bolsa o cartera la tarjeta que escribiste con estas líneas para que la puedas leer cuando sientas dudas o cuando tengas miedo. Y como antes, cada vez que repitas esta afirmación, repite las palabras con la mayor emoción y sentimiento posible, dedicándole cuando menos un minuto a imaginar cada aspecto de tu vida como lo quieres.
- Coloca tu cuota de dinero del día de hoy en tu contenedor y lee la afirmación que está en el contenedor tres veces. Espera recibir algo en regreso.
- Bendice a todos los que están a tu alrededor, incluyendo a los otros participantes en este experimento. Imagina como aquellos a quienes bendices prosperan y se rodean del bien. Entonces bendícete a ti mismo e imagina lo mismo. Puedes continuar bendiciendo a la persona o personas en tu lista de bendiciones.
- Lee todas las bendiciones que recibes. Tus bendiciones están haciendo una diferencia. El leer las respuestas te dará la oportunidad de verlo por ti mismo.
- Cierra hoy la actividad del Plan de Vida del día 50.