Existe una teoría en Física, conocida como el Enredo Cuántico, el cual ocurre cuando dos partículas se crean de una misma fuente y después se separan en un ambiente de laboratorio. Una vez separadas, estos dos fotones serán el opuesto exacto uno del otro. Serán como el reflejo del otro en un espejo y una vez creados, SIEMPRE serán la imagen del otro. Si se permite que estos fotones se separen y sólo uno de ellos se expone a un campo magnético para que gire con mayor velocidad, también la otra partícula girará con mayor velocidad (aunque en la dirección opuesta). La otra partícula, INSTANTÁNEAMENTE adquiere el estado cuántico opuesto de la partícula expuesta al campo magnético.
Básicamente, lo que nos dice el Enredo Cuántico es que las partículas de energía se comunican unas con otras. Y no importa si las dos partículas están a diez centímetros, diez kilómetros o diez mil kilómetros de distancia. Inmediatamente se comunican la una con la otra. Esto no sólo nos indica que la energía es pensante, nos indica que cada partícula también sabe lo que las partículas de energía en otras partes están haciendo. Esto significa que la energía, en todas partes, está conectada. Y ya que nosotros estamos hechos de energía, como todo, eso significa que nosotros también estamos conectados.
Kate Nowak menciona el Enredo Cuántico (EC) porque siempre ha sido de esas personas que le gusta saber cómo y porqué todo funciona y, para ella, la teoría del EC explica de una manera hermosa porqué funcionan las bendiciones y porqué, cuando bendecimos, nuestras bendiciones regresan a nosotros. Somos seres maravillosos, cósmicos, Universales, intrínsecamente energéticos y espirituales y lo que damos a otros se nos regresa. Somos parte de la Divina Armonía del Universo.
En su libro Blessing, The Art and Practice (Bendecir, el Arte y la Práctica), el autor David Spangler define el bendecir como “…un momento de re-conexión de los unos con los otros, con el mundo, y con la fuente de nuestro ser.” En este sentido, el bendecir nos despierta de nuevo a quiénes y qué somos, uniéndonos con nuestros orígenes, recordándonos que somos UNO.
Ayer, en la carta de bienvenida, Kate compartió su experiencia de bendecir sus negocios. Si estás, o has participado en el mundo de las ventas, probablemente sabes que platicar con el cliente y hacerlo sentirse cómodo es una técnica común en las ventas. Y probablemente también sabes que el no mencionar el producto es una práctica de evasión estándar para quienes se sienten incómodos vendiendo y quieren que la experiencia termine lo más pronto posible. Era, por cierto, la técnica que más le acomodaba a ella mientras batallaba por promover sus productos en el mercado, y una de las principales razones por las que estaba vendiendo tan poco.
Cuando el bendecir se convirtió en su único objetivo, todo cambió. Al bendecir, no estaba luchando contra nada. Por el contrario, se estaba abriendo y permitiendo que se diera el mejor resultado posible para todos.
En la mayoría de los casos, ella generaba una venta, pero como ese no había sido su propósito, cuando una venta no se lograba, ella no había fallado en nada. Debido a que su único propósito era el de bendecir a los demás, y lo había hecho, siempre se sentía exitosa.
Las bendiciones quitan la presión, soltándonos de cómo pensamos que las cosas tienen que ser. Nos permite dejarle el camino a nuestro propio bien y nos permite conectarnos con lo que está bien y es verdadero en nuestro interior. Y como dice Eckart Tolle, “Si lo de adentro está bien, lo de afuera estará bien también.”
El bendecir permite que lo de adentro esté bien. A medida que avances el día de hoy, cuando te des cuenta de que estás deseando que las cosas salgan como tu quieres, ya sea positiva o negativamente, toma una decisión consciente de soltar. Bendice la situación y permite que suceda lo que tenga que suceder, confiando en que aunque no lo entiendas, al final, saldrás beneficiado. El propósito de este experimento: Nuestro principal enfoque será el de dar a los demás por medio de verlos e imaginarlos de la mejor manera posible. En otras palabras, lo que nosotros queremos, es lo que veremos o desearemos que otros tengan.
La Ley de Oro menciona que debemos de hacer por los otros lo que queremos que ellos hagan por nosotros. Cuando, a través de las bendiciones, imaginamos que ellos tienen el mismo amor, felicidad, paz, prosperidad que deseamos para nosotros, estamos sembrando semillas de bendiciones que germinarán y crecerán, algunas en los jardines de los que bendecimos y algunas en nuestros propios jardines.
Pensamiento del día:
“No es suficiente sembrar semillas en esta vida física, o sea, batallar para obtener millones, ni inventar algo extraordinario, ni entrar en el registro de alguna sociedad de “quién es quién”; porque sin importar lo sublimes que puedan aparentar ser estas intenciones al principio, y aun si las semillas crecen y florecen, tan sólo crecerán para desaparecer más adelante. Si deseamos una vida completa y llena de amor, una que esté llena de luz nueva, entonces debemos de sembrar estas semillas eternas dentro de nosotros; esta es nuestra labor.”
Let Go and Live In The Now (Suelta y Vive el Ahora)
La Afirmación del Día:
“Nací para ser una bendición para el mundo.””
Ejercicio del Día:
En el primer mensaje del día de ayer, te pedí que comenzaras a limitar las etiquetas mentales que colocas en toda la gente, lugares, situaciones y cosas en tu vida con una sola.
La etiqueta de BUENO/A. Se te pidió que durante los siguientes 90 días consideraras que cada circunstancia y situación, cada interacción, cada lugar al que vayas y todo lo que veas tuviera el potencial de ser bueno/a.
La palabra “malo/a“, y la palabra “bueno/a”, son palabras excluyentes. Generalmente, cuando usamos una, excluimos la otra, y mantenemos una clara línea divisoria entre las dos.
Sin embargo, al decidir etiquetar todo como bueno/a, difuminamos la línea entre las dos, y permitimos que nuestros pensamientos y nuestras bendiciones incluyan todo lo que está dentro y fuera de nuestras vidas.
Walter Starcke dice: “Nunca estaremos libres de la maldad diciéndonos que no existe o que no tiene poder, pero sí estaremos libres de ella si destruimos nuestro viejo concepto de maldad como un poder separado del divino proceso de la vida. La única manera en que podemos hacer esto, es tomando conciencia de que existe una polaridad creativa en la vida que es necesaria para la evolución del crecimiento espiritual. En ese sentido no hay ni bueno ni malo, sino algo más allá, que llamamos Dios.“
Como nos muestra el escritor y maestro Walter Starcke, todo lo que experimentamos tiene una razón por la cual está presente en nuestras vidas o no estaría ahí. Aun los momentos más difíciles de nuestras vidas tienen una razón de ser.
Vivimos estas experiencias para revelar, como indica Starcke, “algo que nos haría convertirnos en seres más conscientes.”
Sin embargo, nuestro problema es que con frecuencia etiquetamos algo como malo, o desagradable o indeseado y lo empujamos lo más lejos de nosotros, negándonos a pensar en ello; en especial aquellos de nosotros que hemos seguido las enseñanzas del movimiento del pensamiento positivo.
Estamos constantemente tratando de quitarnos por completo de todo lo negativo.
Pero, al hacer esto, literalmente nos cerramos a obtener la información que la negatividad ha venido a revelarnos.
A final de cuentas, esto no nos ayuda para nada.
Al ignorar lo negativo, ni siquiera nos deshacemos de ello, porque regresará una y otra vez, a través de experiencias repetitivas, hasta que finalmente aceptemos ver más allá de la máscara de la negatividad para descubrir su razón de ser en nuestras vidas.
Cuando nos demos cuenta de que cualquier cosa que está presente en nuestra consciencia lo bueno, lo malo y lo feo – está presente porque tiene información que compartirnos, entonces la información y la supuesta experiencia negativa se podrá disolver rápidamente cumpliéndose su propósito.
Etiquetar todo de bueno nos ayuda a hacer eso. No nos estamos negando a reconocerlo.
Simplemente nos estamos permitiendo aceptar que quizá hay algo más que lo que podemos ver a simple vista. Reconocemos esto y lo respetamos llamándolo bueno/a.
Al determinar que cada persona, lugar y experiencia en nuestras vidas tiene una razón benéfica por la cual estar presente, nos abrimos a descubrir la razón.
Nos volvemos completamente inclusivos, no excluyendo nada y abriéndonos a cualquier información que haya venido a darnos alguna persona o situación difícil.
Al estar abiertos a nombrar todo como bueno, soltamos lo que nuestra resistencia podría estar tomando de la experiencia y permitimos que se vaya, una vez que su razón de estar en nuestras vidas se ha cumplido.
Y debido a nuestra disposición somos mejores, más fuertes, más seguros, más sabios por haber permitido que la información entrara. Nos beneficiamos.
Somos bendecidos a cambio de ello.
Ejercicio 1 del Día de hoy:
Piensa en tres experiencias distintas de tu pasado que consideraste malas o difíciles o incómodas y de las que luego te beneficiaste.
Puede ser que hayas aprendido acerca del amor incondicional por medio de una persona difícil o que una enfermedad seria te haya llevado a descubrir tu fuerza interior o que hayas obtenido información invaluable que te haya ayudado a crecer y a cambiar y a acercarte más a ser la persona que quieres ser gracias a un sinnúmero de experiencias o vivencias.
Escribe estas experiencias en tu Diario de Bendiciones y entonces, a lo largo del día mientras tu tiempo lo permita, piensa además en esta idea de que cada experiencia y persona que la vida te trae es algo bueno para ti.
No juzgues, no temas, no te preocupes… tan solo acepta que cada persona y cada experiencia contiene un beneficio porque si no, no estaría presente en tu vida.
Este es un ejercicio sencillo, así es que trata de que así sea, sencillo. No trates de complicarlo agregándole algún “pero” o algún “si…”.
Sólo velo todo como bueno y sigue adelante.
El propósito de estos ejercicios es ayudarte a darte cuenta de que la línea que divide lo bueno y lo malo no es tan recta ni está tan bien marcada como quizá lo creías.
A medida que explores los beneficios de lo que alguna vez etiquetaste como una experiencia negativa, y te des cuenta de que el bien siempre está presente, la línea se hará aún más borrosa y te encontrarás menos dispuesto a juzgar tu mundo.
Repite: “Estoy dispuesto a ver lo bueno en cada experiencia.”
Ejercicio 2 del Día de hoy:
Durante los siguientes siete días envía bendiciones a las personas que participan en este experimento contigo. Escríbeles una nota diciendo que los estás cubriendo de bendiciones e imagina el mayor bien posible para ellos. Entonces, durante los siguientes siete días, o más, si así lo decides, envíales una pequeña nota cada día para que sepan que están en tus pensamientos.