Al pensar en el orden, me maravillo en la naturaleza. Cada semilla que planto en el tierra sigue su patrón interno para convertirse en un hermoso árbol algún día. Las aves siguen su brújula interna para hacer su migración anual. El sol sale cada mañana en el este y se pone en el oeste. Todo tiene una estructura, un orden, una secuencia.
Hoy invoco y activo ese orden perfecto.
Hoy soy parte del orden de la vida y estoy inmersa en él.
Mi respiración es ordenada y rítmica, como lo es el latido de mi corazón; ninguno de los dos requiere mi control ni dirección.
Descanso en el fluir del orden divino y permito que Dios se exprese en mí y por medio de mí, guiando mi desenvolvimiento.
Cada día, el orden divino se manifiesta en todo lo que pienso, digo y hago; hoy siento gratitud.
