Como lo atestiguará cualquier padre de familia, la vida cambia drásticamente con la llegada de un nuevo bebé. Todo gira alrededor de este pequeño niño que requiere de nuestra completa atención por el mero hecho de “ser”. Felizmente re-acomodamos nuestros horarios para cubrir las necesidades del bebé y sin importar lo que pensábamos que queríamos anteriormente, ahora deseamos tan sólo asegurarnos de que esta presencia preciosa sea amada, nutrida y protegida. Cualquier pequeño ruido nos puede sacar del más profundo sueño y aun cuando deseamos desesperadamente permanecer en nuestra cómoda y cálida cama, hacemos a un lado ese deseo para levantarnos y atender a este pequeño. Nada, absolutamente nada, es más importante para nosotros que este ser tan preciado. Pero, ¿qué tiene que ver un nuevo bebé con la prosperidad? Tengan paciencia, y lo verán. No sé si lo sepan o no, pero hay una gran cantidad de sitios de internet dedicados a crear prosperidad. Escribe la palabra en cualquier buscador, y es muy probable que aparezcan más de un millón de resultados. Hay literalmente miles de libros – en línea e impresos– CDs, DVDs y cursos disponibles. Sin embargo, con toda esta ayuda, con todos estos maestros, con todas estas herramientas disponibles, hay más gente viviendo carencias y limitaciones que abundancia.
Casi un 95 por ciento de los que visitan los sitios de internet y compran libros y toman cursos y contratan coaches – ¡casi 95 POR CIENTO! – no aplican las enseñanzas que se les proporcionan. Y ahí es donde entra lo del bebé. Si dejara alguien bajo nuestra responsabilidad a un pequeño infante, muy pocos de nosotros nos olvidaríamos de alimentarlo. No asumiríamos que el alimento que le dimos el lunes sería suficiente para satisfacer su hambre hasta el jueves. Y sin embargo, muchos de nosotros – la mayoría, diría yo – habiendo determinado hace dos días crear el hábito de escribir diariamente en un diario o de pasar tiempo visualizando y afirmando nuestros deseos una y otra vez, nos habremos olvidado de ese nuevo hábito para el jueves. Como resultado de esto y habiéndonos muerto de hambre por falta de atención, la vida de abundancia que buscamos se desaparece, dejándonos como nos encontró, rodeados de la escasez que siempre hemos conocido.
Y debido a que nadie quiere nunca admitir el haber matado de hambre al bebé, buscamos otras razones para ese fallecimiento. Nos decimos que de todas maneras la abundancia no habría llegado, que no somos suficientemente inteligentes, o que no somos suficientemente buenos o suertudos para obtenerla. Y después les decimos a otros – a los muchos que nos escuchan y se sienten mal por lo que nos pasa – que hicimos el intento y que no fue nuestra culpa el que no funcionara; que eran los conceptos los que estaban mal y no nosotros. Sencillamente nos falló entender la importancia de nutrir y cuidar la abundancia con la devoción con la que cuidamos a un bebé, si es que esperamos que ésta se materialice.
Y aquí es donde entra este Experimento de 90 Días. Para que puedas crear una vida más próspera para ti y los tuyos, debes de empezar a entender que tu nueva vida sólo se puede crear si le dedicas tu total atención. Aceptémoslo, llegaste al punto donde estás, gracias a tus creencias actuales, por ti mismo, ya sea consciente o inconscientemente, y por repetir las mismas actitudes día a día. Se necesitará un verdadero compromiso para crear una nueva vida abundantemente bendita, no porque la nueva vida sea tan difícil de crear, sino porque necesitas romper con viejos hábitos. La persistencia y el compromiso son necesarios si has de obtener una perdurable abundancia.
¿Estás dispuesto a comprometerte a bendecir a los demás?
¿Estás listo para entrar en una prosperidad consciente, con el mismo tipo de compromiso con el que cuidarías a un bebé?
¿Estarás tan deseoso de aceptar la responsabilidad total de crear una vida más llena de bendiciones, como lo estarías de ser padre/madre?
¿Estás preparado para cambiar el enfoque de tus pensamientos y cuidarlos de la misma manera que cuidarías a un bebé?
¿Te comprometes a un diario proceso de alimentación y nutrición al igual que lo harías con un indefenso bebé?
Si dijiste que ¡si! a las preguntas anteriores, felicidades, porque al igual que un bebé bajo tu cuidado, una vida llena de bendiciones y de prosperidad está esperando ser nutrida y amada para desarrollarse a su máximo potencial. Todo lo que necesita es de tu atención. No se tú, pero yo creo que oí llorar al bebé.
Pensamiento del día:
“El mundo de Dios es un mundo perfecto. No es un mundo sin retos y lecciones, pero solo son nuestros juicios los que crean la ilusión de que el mundo de Dios – el mundo en el que vivimos – es imperfecto.”– John Morton, de “Las Bendiciones Ya Existen”
Afirmación del Día:
“Con mis bendiciones fielmente nutro mi conectividad con la vida.”
Acción del Día:
En las lecciones uno y dos, exploramos la idea de llamar todo en nuestras vidas “bueno”.
Algunos se cuestionan la idea de etiquetar a cada persona, situación y objeto en nuestras vidas como bueno.
“¿Estás diciendo que si mi casa se quema completamente, debo de ignorar el hecho de que ya no tengo un techo donde vivir y pretender que todo está perfecto a pesar de ello?”
La respuesta es ¡NO! No estoy sugiriendo que ignores ninguna experiencia en lo absoluto.
El proceso de las bendiciones no es uno de negación, es uno de reconocimiento y aceptación.
Simplemente lo que estoy sugiriendo es que evites el juicio.
Cada vez que juzgamos, tendemos a darle una interpretación negativa a ello.
Lo juzgamos como algo malo o malvado o equivocado y, al hacerlo, obscurecemos cualquier bien inherente que pudiera haber en ello.
Si decides por ejemplo que, debido a que tu casa se quemó por completo, tu calidad de vida se disminuyó totalmente, entonces has juzgado el evento como algo malo.
Y al hacerlo, has colocado una limitante en la cantidad de bien que podrías dejar que surgiera de dicha situación.
Cualquier bien que vaya a llegar, primero tendrá que traspasar las barreras mentales que tu juicio ha colocado ahí.
El tiempo que tomará para que los aspectos positivos de la experiencia sean revelados dependerá completamente de la cantidad de negatividad que permitas que se forme alrededor de la situación. Esencialmente, no permites que ocurra algo bueno en ti porque te niegas a verlo.
Hacemos lo mismo cada vez que elegimos leer el periódico o vemos las noticias en la televisión y decidimos que los reportes que leímos o vimos acerca de la gente y los eventos fueron algo malo.
Emitimos juicios alrededor de ellos y alimentamos la energía negativa que ya de por sí rodea la situación.
Y tristemente, ya que vivimos en un mundo en donde se incrementa eso en lo que enfocamos nuestra atención, nuestro deseo de ver sólo los aspectos negativos de cualquier situación le dan la energía que requiere para continuar.
Sin embargo, esto no significa que debemos ir por la vida pretendiendo que todo es maravilloso y que nuestro mundo está libre de problemas.
Esto solo significa que debemos retraernos de categorizar las experiencias y la gente solo en términos negativos.
Significa que debemos estar dispuestos a ver cada experiencia y persona en nuestras vidas y decirnos a nosotros mismos, “En todo esto hay algo bueno, y yo lo voy a encontrar.”
Lo que es más importante, buscar la bendición inherente en todas las cosas nos alinea con nuestro propio ser Espiritual.
Nos hace sentir completos y centrados y en paz.
Al reconocer el bien, descubrimos lo divino dentro de nosotros y nos abrimos a recibir la gracia divina.
Ejercicio 1 Día de hoy:
De manera muy similar al ejercicio del día de ayer, tu tarea el día de hoy es buscar la bendición.
Elige cualquier situación retadora que esté presente en tu vida en este momento y decide buscar la bendición – el bien – en ella.
En lugar de enfocarte en los aspectos negativos, elige enfocarte en cualquier cosa buena que pudiera surgir de ello.
Esto puede requerir de tu pensamiento creativo, especialmente si has elegido alguna situación que en el pasado ya hayas determinado que es en particular problemática.
Sin embargo, decide que el bien se te revelará y entonces, mentalmente examina la situación desde todos los ángulos posibles, girándola en tu mente como si estuvieras viendo un cubo de Rubik desde todos los lados.
Una vez que hayas dedicado algo de tiempo a evaluar la situación, entonces escribe tres aspectos de la situación que consideres como buenos en tu Diario de Bendiciones.
Puede ser que lo único bueno que le veas sea que “esto no durará para siempre” o que “esto me sirve para recordarme lo que no quiero tener en mi vida” o quizá pudieras descubrir algún aspecto de mucho más valor que lo que pudieras pensar.
Pero hasta que intencionalmente busques lo bueno en cada situación, nunca lo sabrás.
Este ejercicio te ayuda a descubrirlo.
Repite: “Estoy rodeado de bendiciones y estoy determinado a verlas.”
Ejercicio 2 Día de hoy:
Continúa bendiciendo a aquéllos a quienes elegiste bendecir en tu Acción de Ayer.