Hace poco, Kate leyó la biografía de un multimillonario llamado Warren Buffett, principalmente porque tenía curiosidad y quería saber más acerca de uno de los hombres más ricos de los Estados Unidos, pero también porque disfruta leer acerca de los que han tenido éxito más allá de lo esperado. (Si tu actual programa de lectura y estudio no incluye rutinariamente leer acerca de las biografías y autobiografías escritas acerca de hombres y mujeres exitosos en todo el mundo, Kate nos recomienda que comencemos a agregar dichos materiales inmediatamente. Encontrarán que es una fuente inagotable de inspiración.)
Mientras leía acerca del famoso ―Oráculo de Omaha,‖ una de las primeras cosas que Kate notó fue que aun siendo pequeño y creciendo en una familia de clase media, el hombre realmente creía que iba a ser rico. Fue una creencia a la que se aferró aun durante los años de carencias, y nunca dejó de mantenerse fijo hacia su objetivo. Aunque su pasión y su entendimiento de los mercados financieros fueron, sin lugar a duda, de gran ayuda para adquirir sus riquezas, lo más importante fueron sus creencias que finalmente lo llevaron a tener la riqueza que siempre supo que iba a tener.
Un viejo dicho ―la energía fluye hacia donde la atención va‖ queda bien ahora, ya que es claro que aun en el más somero estudio de la vida de Warren Buffett, el convertirse en millonario estuvo en su mente mucho antes de que la riqueza llegara. Por estar continuamente sosteniendo ese pensamiento en frente de él, aceptándolo como su realidad, viendo como las riquezas fluían hacia él a diario, eventualmente estos pensamientos y creencias comenzaron a estructurar cada faceta de su comportamiento e influyeron en pensamientos subsecuentes y finalmente le crearon una fortuna.
Como hemos remarcado continuamente a lo largo de este Experimento de la Prosperidad, el adquirir riquezas comienza con una mente próspera. La razón principal por la que muchas personas no pueden atraer más dinero a sus vidas es porque vienen operando desde una mente de carencias y limitaciones en lugar de una mente de abundancia. Así es que ¿cómo quedamos atrapados en un pensamiento de carencia y limitación? Básicamente por la manera en la que vemos al mundo. Vemos a nuestro alrededor, nos enfocamos en las apariencias, escuchamos lo que los demás nos dicen y entonces decidimos que vivimos en un mundo donde sencillamente no hay suficiente: No hay suficiente dinero, no hay suficiente comida, no hay suficiente agua, no hay suficientes recursos, no hay suficiente de todo lo que podemos pensar.
Tales pensamientos limitados generan competitividad, literalmente poniéndonos en conflicto con nuestros semejantes. En un mundo de ―agarra lo que puedas antes de que desaparezca‖, sentimos que no tenemos otra posibilidad excepto la de tratar de llegar antes que los demás. Pero, al abrir nuestras mentes y aceptar la idea de prosperidad infinita, podemos entender que la abundancia es nuestro estado natural. Sólo entonces podemos soltar la necesidad de rasguñar en nuestro paso hacia arriba. Aléjate de la ―carrera de ratas‖ y entra al tipo de pensamiento ilimitado que fácilmente atrae la riqueza y la prosperidad hacia nosotros.
Los que tienen pensamientos prósperos entienden el hecho que siempre hay suficiente para todos. Confían en la abundancia ilimitada y eterna de dinero, oportunidades, y todas las demás cosas buenas que están listas para que las tomemos. Si un recurso desaparece, otro aparecerá para tomar su lugar. Cuando trabajamos activamente para establecer una conciencia de abundancia como la base del pensamiento, entonces estamos eficientemente determinando la vibración que emitimos, dictando las acciones que estamos tomando, y abiertamente atrayendo hacia nosotros las cosas que esperamos y que estamos abiertos a recibir.
Teniendo pensamientos de prosperidad, nos damos cuenta que no es necesario competir por lo que queremos. No tenemos que batallar y pelear y preocuparnos de que alguien nos vaya a quitar algo que queremos. No necesitamos pensar en formas de ganarle al otro. Necesitamos relajarnos y dejarnos ser (―Let it Be‖). Y entre más nos relajemos y nos abramos a todo lo bueno a nuestro alrededor, será más fácil que todo lo bueno llegue y se acomode a nuestros pies.
El cambiar de un pensamiento limitado a uno próspero afecta todas las áreas de nuestras vidas. A medida que comencemos a pensar diferente, a actuar diferente, a medida que comencemos a responder a la vida de manera diferente, comenzaremos a notar cambios positivos y prósperos ocurriendo a nuestro alrededor. Después de un rato, nos daremos cuenta de que estamos rodeados por todo lo que podríamos necesitar y desear. Y cuando nos detengamos a pensar acerca de esta nueva realidad, nos daremos cuenta de que las batallas que estaban presentes en nuestras vidas son ahora solo un recuerdo distante.
Cada vez que te empieces a sentir frustrado, o temeroso, o que notes que estás comenzando a batallar internamente; inhala profundamente, aléjate de tus emociones por un segundo y recuérdate que las carencias son solo una ilusión y que tú ya has decidido eliminarlas de tu vida. Entonces regresa a darte cuenta de que vives en un universo abundante y benéfico que está más que listo para proporcionarte todos tus deseos. Recuerda que tú eres el creador de tu mundo y que todo lo que necesitas y deseas ya va camino hacia ti, viajando rápidamente y sin esfuerzo, si tú lo permites.
Pensamiento del Día:
―Siempre supe que iba a ser un hombre rico. No creo haberlo dudado ni por un momento.‖ — Warren Buffett
Afirmación del Día:
―Mantengo mi vida enfocada en lo que quiero
Acción del Día:
- Lee tu Plan de Negocio para la Prosperidad y las once cosas de tu lista de agradecimientos.
- Toma un momento para pararte firmemente con un brazo alzado hacia el cielo, el puño firme como si te estuvieras agarrando de la mano de Dios. Ahora, ya sea verbal o mentalmente repite “Con Dios por Testigo declaro: hoy SOY poderoso, hoy SOY valiente, hoy SOY fuerte, hoy ESTOY libre de miedos, hoy TRIUNFO en todo lo que hago, hoy PROSPERO y VIVO cada momento de este día abrazando mi verdadera naturaleza, SIENDO la persona que estoy destinada a ser. ESTA ES MI VERDAD.” Nota: Lleva siempre en tu bolsa o cartera la tarjeta que escribiste con estas líneas para que la puedas leer cuando sientas dudas o cuando tengas miedo. Y como antes, cada vez que repitas esta afirmación, repite las palabras con la mayor emoción y sentimiento posible, dedicándole cuando menos un minuto a imaginar cada aspecto de tu vida como lo quieres.
- Coloca tu cuota de dinero del día de hoy en tu contenedor y lee la afirmación que está en el contenedor tres veces. Espera recibir algo en regreso.
- Bendice a todos los que están a tu alrededor, incluyendo a los otros participantes en este experimento. Imagina como aquellos a quienes bendices prosperan y se rodean del bien. Entonces bendícete a ti mismo e imagina lo mismo. Puedes continuar bendiciendo a la persona o personas en tu lista de bendiciones.
- Lee todas las bendiciones que recibes. Tus bendiciones están haciendo una diferencia. El leer las respuestas te dará la oportunidad de verlo por ti mismo.
- Continua con la actividad de ayer