Hay un viejo cuento acerca de un señor que se detiene en una gasolinera en un hermoso y pequeño pueblecito. Mientras carga gasolina, se pone a platicar con el encargado de la gasolinera.
“Qué hermoso pueblito es este,” le dice al encargado. “Dime, ¿cómo son las personas aquí?”
“Uy, pues no se,” le responde el encargado. “¿Cómo son donde usted vive?”
“Bueno, pues a decir verdad, odio tener que decirlo, pero la mayoría de la gente donde vivo son muy feas. La mayoría hace todo lo posible por NO ayudarte. Mi esposa está de acuerdo conmigo. La gente donde vivimos es la gente con el corazón más frío en todo el mundo.”
“Qué mal,” le dice el encargado. “Pero ahora que lo menciona, creo que la gente aquí es exactamente igual.” ―Sí que está mal,” le dice el visitante.
“Supongo que la gente de todo el mundo se está volviendo así. Qué pena.” El hombre se va y unos minutos más tarde llega otro turista y entra en la gasolinera. “Qué hermoso pueblito es este,” le dice al encargado, “¿Hace mucho que vive usted aquí?”
“He vivido aquí toda mi vida, le responde el encargado.
“¿Es la gente tan linda aquí como lo es el pueblito?” le pregunta el turista.
” Uy, pues no se,” le responde el encargado. “¿Cómo son donde usted vive?”
“Son gente hermosa, la gente más linda del mundo,” le dice el turista con una sonrisa.
“Bueno,” dice el encargado, ” ahora que lo menciona, creo que la gente aquí es exactamente igual.”
Lo que el encargado en esta historia entiende es que el mundo a nuestro alrededor es siempre un reflejo de nuestras expectativas y nuestras percepciones. Si esperamos y percibimos que será un lugar amable, amoroso, abundante y hermoso, así será. Si esperamos y percibimos que será un lugar cruel, limitante, envidioso y desamoroso, también eso será.
La consciencia – es estar entonado en el momento presente. Cuando percibimos, estamos conscientes y desarrollamos un entendimiento personal de lo que se nos presenta, con base en los mensajes que recibimos de una combinación de experiencias pasadas y futuras, de nuestros cinco sentidos físicos y de nuestro sentido interno de consciencia. La percepción que tenemos de lo que sea, de cualquier persona o evento nos sirve para estar presentes en la realidad. Nuestra habilidad para formar una percepción, sin embargo, también nos da un rol divino para actuar en el universo; porque así como percibimos, somos creadores. Desafortunadamente, a lo largo del camino, frecuentemente equivocamos nuestras percepciones del mundo a nuestro alrededor como si fuera la única Verdad. Y entre más basamos esas percepciones en nuestro sentido de separación del mundo a nuestro alrededor, más aptos somos para crear un mundo de terror.
Cuando lo que percibimos está basado en nuestro sentido de conexión con “Lo que es”; entre más sincronizados estemos con todos y todo a nuestro alrededor, más aptos seremos para crear un mundo amoroso y benéfico a nuestro alrededor. Ya que nuestro sentido de conexión surge de nuestra consciencia interna, es la principal razón por la que los sabios nos han dicho siempre que el camino de la verdadera felicidad es ir hacia adentro. Cualquier problema externo que percibamos en nuestras vidas o en las vida de los demás no son más que una señal de que hemos descuidado el viaje hacia el interior. El problema, cualquiera que este sea, simplemente nos deja saber que hemos perdido el contacto con nuestro Ser Interno.
Los problemas en nuestra vida no son nada más que mensajes para que “llamemos a casa”. Son recordatorios amorosos de que necesitamos reconectarnos con nuestro Ser. Tales situaciones son Bendiciones, son actos de amor benéficos que nos ofrecen la oportunidad de confrontarnos con nuestros miedos y regresar a nuestro sentimiento de conexión interior. A medida que nos recuperamos del miedo, los resolvemos. Los errores que percibimos en el mundo no aparecen en orden para que nosotros los sanemos. Aparecen en nuestras vidas para que podamos sanarnos a nosotros mismos. Nos invitan a interiorizarnos para reconectarnos con y que amemos el ser creativo que siempre hemos sido.
Y cuando nos amamos por completo, nuestro mundo entero cambia para reflejar ese amor. Solo estás tú. Los problemas y las dificultades que ves son tu percepción y nada más. Aprécialos. Bendícelos. Ámalos. Da gracias por ellos. Y ama y apréciate a ti mismo por ser el poderoso e inteligente creador del mundo que eres. Siente como te reconectas con tu fuente de energía, y mientras lo haces, la sanación interna necesaria para un mundo diferente toma lugar. El mundo que ves ante ti se convertirá en un mundo de armonía y paz. Y todo comienza con honrarte a ti lo suficiente para crear tu mundo por medio de tus percepciones, y después amándote lo suficiente para aceptar cambiar la percepción.
Pensamiento del Día:
“La realidad ante ti es la experiencia más significativa que podrías tener en este momento. Nunca es un error. Para concientizarte de su mensaje de amor, debes de permitir la experiencia de tu realidad dentro de ti. Esto es ser uno con, en lugar de rechazarla, resistirla o juzgarla. Esto es vivir la experiencia con claridad. Esto es escuchar el mensaje, que es que se transforme en una nueva experiencia. Escucha el mensaje de tu actual realidad para soltar su rigidez, para que tus sueños puedan desdoblarse.” -Story Waters
Afirmación del Día:
“Todo lo que percibo es una bendición para mi.”
Acción del Día:
- Lee tu Plan de Negocio para la Prosperidad y las once cosas de tu lista de agradecimientos.
- Coloca tu cuota de dinero del día de hoy en tu contenedor y lee la afirmación que está en el contenedor tres veces. Espera recibir algo en regreso.
- Bendice a todos los que están a tu alrededor, incluyendo a los otros participantes en este experimento. Imagina como aquellos a quienes bendices prosperan y se rodean del bien. Entonces bendícete a ti mismo e imagina lo mismo. Puedes continuar bendiciendo a la persona o personas en tu lista de bendiciones.
- Si quieres mandar bendiciones al grupo mándamelas a mi mail y yo las comparto con todos. Tus bendiciones están haciendo una diferencia. El leer las respuestas te dará la oportunidad de verlo por ti mismo.
- Continúa con el ejercicio del día 43