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Día 13

    En su libro, ―Las Bendiciones de mi Abuelo, la autora Rachel Naomi Remen cuenta que su abuelo, un rabino Judío Ortodoxo, le explicó a ella los ocho niveles de la ―caridad‖ o las formas de dar a los demás, cuando ella apenas tenía cinco años. Para permitir que esta compleja enseñanza fuera sencilla para que ella la comprendiera, el abuelo lo presentó en la sabiduría más básica. He aquí como se lo enseñó a ella:

    En el nivel ocho, que es el más básico nivel de dar a los demás, un hombre compra un abrigo a regañadientes para un hombre que está temblando de frío y que le pidió su ayuda, el se lo entrega frente a otras personas en espera de ser agradecido. En el nivel siete, un hombre hace lo mismo sin que le pidan ayuda. En el nivel seis, un hombre hace lo mismo sinceramente sin que le pidan ayuda.

    En el nivel cinco, un hombre da un abrigo que ha comprado sinceramente a otro hombre, pero lo hace en privado. En el nivel cuatro, un hombre le da su abrigo sinceramente y en privado a otro hombre, en lugar de comprar un abrigo. En el nivel tres, un hombre le da su abrigo sinceramente a otro hombre, que no sabe quien le ha dado tal regalo. Pero el hombre sabe a quien le hizo el favor. En el nivel dos, un hombre le da su abrigo sinceramente a otro hombre y no tiene idea de quien lo recibió. Pero el hombre que lo recibe sabe quien se lo dio.

    Y finalmente, primero y más puro nivel de dar a los demás, un hombre le da su abrigo sinceramente a otro hombre, y no tiene idea de quien lo recibió y el que lo recibe no sabe quien le ha dado tal regalo. Entonces el dar se convierte en una expresión natural de la bondad que existe en nosotros, y damos con la misma sencillez que una flor emite su perfume. “En ese momento,” explica Remen, “era importante para mi ser buena y hacer bien las cosas, y escuché esta descripción con mucha atención: ‘Yo solo lo voy a hacer bien Abuelo, ‘le aseguré. El comenzó a reírse. ‘Ah, Neshume-le,’ — pequeña alma amada — me dijo tiernamente, ‘Aquí tenemos algo especial. Supongamos que todos diéramos como lo hizo el primer hombre, ofreciendo a regañadientes, un abrigo que hemos comprado, a alguien que lo necesita y que nos pide ayuda y se lo diéramos en frente de testigos. Si todos hiciéramos esto, ¿habría más o menos sufrimiento del que existe hoy en día en el mundo?’

    Lo pensé por un largo rato, la necesidad de hacer las cosas bien luchando en mi mente con la simpleza de la pregunta de mi abuelo. ‘Menos sufrimiento abuelo,’ le dije finalmente con algo de confusión. ‘Ah sí,’ me dijo, ‘esto es cierto. Algunas cosas son tan buenas en si que vale la pena hacerlas de la manera que lo puedas hacer.Indudablemente hay formas de dar a los demás haciéndolos sentir menos, robándoles su dignidad y su autoestima. Podemos aprender a dar sin quitar, y frecuentemente aprendemos en el camino. Pero de acuerdo a mi abuelo, es mejor bendecir la vida de malas que no bendecirla en lo absoluto.” 
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    Kate quería compartirles esta hermosa historia porque sabe desde su propia experiencia que una preocupación común es que puede ser que no estemos bendiciendo correctamente o que el darle algo al otro no viene desde lo más profundo de nuestro corazón cuando pensamos que así debería de ser. Pero como lo dijo el abuelo de Remen, el bendecir y el dar están tan llenos de bondad en si que vale la pena dar y bendecir de cualquier forma que lo podamos hacer. Aunque signifique que demos bendiciones sin tener ganas de hacerlo y que demos aun cuando estemos confundidos acerca del motivo de dar. La resistencia es parte de cualquier cambio en la vida. Puedes contar con ello. La clave es ir más allá de la resistencia y hacerlo de todas formas.  

    Habrá días que tengas ganas de bendecir y días que no. Bendice de todas formas. Estarás feliz de haberlo hecho. Habrá días que te de gusto poner dinero en el contenedor y otros días que sientas duda. Coloca el dinero ahí de todas formas. Estarás feliz de haberlo hecho. También habrá días que no quieras leer tu Plan de Negocio para la Prosperidad porque estás seguro de que nunca se volverá realidad. Léelo de todas formas. Estarás feliz de haberlo hecho. Y por supuesto, habrá días que quieras abandonar el Experimento de la Prosperidad por completo, cuando sientas que no vas a ningún lado y que no vale la pena continuar esforzándote. Continúa de todas formas. Estarás feliz de haberlo hecho. Te lo prometo.

    Pensamiento del Día: 
    “Tan solo vivir es algo sagrado. Tan solo ser es una bendición.” — Martin Buber

    Afirmación del Día: 
    “Aunque parezca imposible, puedo ser una bendición para el mundo.” 

    Para bendecir a otros, debemos quitarnos de lo terrenal para entrar en un sitio neutral.  El poeta Sufi, Rumi, elocuentemente nos invita ahí con estas palabras… “Ahí afuera, más allá de ideas de bien o mal, hay un lugar. Nos vemos ahí”

    El propósito de la lección de hoy es guiarnos a ese lugar. Intuitivamente, cuando menos, la mayoría de nosotros estamos conscientes de que los sentimientos como el amor, la alegría, la gratitud y la apreciación tienen un impacto positivo sobre nuestros cuerpos, mientras que el enojo no resuelto, el resentimiento y la culpa tienen el efecto contrario. Por lo tanto, hace sentido encontrar la manera de transformar esas experiencias que nos duelen en experiencias que no. Ahí es donde entran las bendiciones.

    En su libro, “Los Secretos del Modo Perdido de Orar”, el autor Gregg Braden define una bendición como un “lubricante emocional”, porque, como un ungüento sanador, nos permite liberar las emociones no resueltas y dolorosas que sentimos en lugar de presionarlas hacia dentro de nosotros donde, como el ácido, sólo servirán para corroernos y amargarnos.

    “Para lubricar nuestras emociones”, escribe Braden, “debemos reconocer (bendecir) todos los aspectos de las cosas que nos lastiman: como bendecir a los que sufren, la causa del sufrimiento y los que son testigos del resultado.

    “Con frecuencia encuentro en esto de definir lo que es una bendición” continua diciendo, “que es muy importante ser muy claro acerca de lo que no es. Cuando bendecimos a alguien que nos lastimó, por supuesto no estamos sugiriendo que lo que pasó está bien o que nos gustaría que volviera a suceder. Bendecir no condona o excusa cualquier atrocidad o acto de sufrimiento. No le pone un sello de aprobado al evento hiriente, ni sugiere que algún día elegiríamos revivirlo.  “Lo que sí hace una bendición es liberarnos de nuestras experiencias dolorosas. Reconoce que los eventos, cualesquiera que éstos hayan sido, han ocurrido. Cuando lo hacemos, nuestros sentimientos acerca de esas experiencias salen de nuestros cuerpos en lugar de quedarse ahí atorados.

    De esta manera, bendecir es la forma de llegar al lugar de Rumi más allá del bien y del mal. Bendecir es la llave para entrar en el espacio entre los dos. Temporalmente suspende el dolor lo suficiente para que podamos reemplazarlo con otro sentimiento.”…el sencillo arte de bendecir te da el poder para cambiar tu vida” agrega Braden. “¡Y esto sucede en un solo latido del corazón! Podemos elegir y podemos ofrecer nuestras oraciones desde un lugar de fortaleza y claridad, en lugar de hacerlo desde un lugar de ira y debilidad, y algo maravilloso comienza a suceder.

    “¿Suena demasiado sencillo como para que funcione? Una herramienta tan poderosa puede ser tan sencilla o tan complicada como elijamos hacerla. La razón por la que las bendiciones funcionan tan bien es fácil de entender. Es imposible juzgar algo mientras que lo bendecimos al mismo tiempo. Nuestras mentes no permitirán que hagamos ambas cosas a la vez”.

    Muchas veces, cuando les pido a mis clientes que consideren las palabras del consejo de Braden y que permitan que el proceso de bendecir sirva de lubricante en sus propias vidas, removiendo el dolor y las heridas que sienten, mis peticiones son inicialmente recibidas con resistencia. Como preguntó un cliente recientemente, “¿Cómo esperas que bendiga a la persona que ha hecho que mi vida sea un infierno los últimos seis meses?”

    La pregunta es buena y la respuesta es muy sencilla. Cuando la vida duele, podemos manejar el dolor reviviendo el acto o la situación que nos hirió una y otra vez en nuestras mentes, o podemos hundirla profundamente dentro de nosotros donde silenciosamente continua corroyendo nuestro centro emocional hasta que eventualmente nos destruye por completo.

    O, podemos elegir sanarlo simplemente reconociendo el dolor y soltándolo, avanzando en la vida con el entendimiento de que somos mucho más grandes que cualquier dolor que podamos sentir en cualquier momento dado. La elección es nuestra. Y, como dice Braden, “Si elegimos la sanación, el camino son las bendiciones.” La verdad es que el “infierno” que vivía mi cliente no era el resultado de lo que alguien le hizo, sino de su reacción a lo que alguien le hizo.

    Ella podría haber elegido aceptar las acciones de la otra persona como algo que ocurrió y después determinarse a avanzar más allá de ello, al lugar más allá de ideas de bien o mal, del que habla Rumi. Como comentamos en las primeras lecciones de este Reto de 90 días, nuestro pensamiento es el que determina el bien o el mal en cualquier situación. Y hasta cuando determinamos en nuestro pensamiento que algo malo ha sucedido, tenemos la opción de verlo como una emoción no resuelta o de soltarlo para avanzar en la vida.

    Cuando bendecimos, estamos eligiendo la segunda opción. En esencia estamos diciendo “OK, esta cosa terrible ha sucedido.
    Pero mientras siga pensando en ello, mientras le siga dando vueltas en mi cabeza, contándoselo a todo el que me escuche, entonces seguirá pasando. Y yo no deseo eso.
    Así es que, en lugar de eso, voy a bendecir esta experiencia en su totalidad y a todas las personas involucradas y después voy a soltarla. Voy a aceptar que ha sucedido, determinando con mi bendición que algo benéfico saldrá de ello, y entonces voy a continuar con mi vida, porque en realidad, verdaderamente, soy mucho más que esto que me ha sucedido. Yo voy a prevalecer.

    Y también voy a bendecir a la persona que perpetró esta situación porque si no lo hago, eso significará que aún la estoy juzgando, aún la estoy etiquetando de “mala” y de que no merece recibir una bendición, y mientras yo actúe así, estoy atrapado en mi propio acto condenatorio al igual que seguramente lo está haciendo esa persona.

    Así es que, en lugar de eso, elijo liberarnos a ambos. La persona está bendecida, yo estoy bendecido, nosotros estamos bendecidos. Así, elijo liberarme de cualquier infierno que pudiera yo vivir por esta experiencia, abrazando mejor y por completo la porción de cielo que pudiera recibir.” Para poder hacer esto, debemos primero estar dispuestos a confrontar nuestros propios sistemas internos de creencias. Podríamos enfrentarnos a cuestionar una vida entera de condicionamientos y formas de pensar anticuadas que nos dicen que debemos vengarnos, que debemos vencer a cualquier adversario y que debemos reivindicar cualquier mala acción.

    Para poder sobrepasar estas barreras y llegar a bendecir, debemos llegar al punto donde ya elegimos sanar por sobre cualquier otra cosa. Cuando finalmente estemos dispuestos a soltar todas nuestras viejas creencias y juicios que nos han mantenido atrapados, el verdadero trabajo de las bendiciones puede dar inicio.

    Acción del Día: 

    1. Re-lee tu Plan de Negocio para la Prosperidad. 
    2. Coloca tu cuota de dinero del día de hoy en tu contenedor y lee la afirmación que está en el contenedor tres veces. 
    3. Bendice a todos los que están a tu alrededor, incluyendo a los otros participantes en este experimento. Imagina como aquellos a quienes bendices prosperan y se rodean del bien. Entonces bendícete a ti mismo e imagina lo mismo.
    4. Puedes continuar bendiciendo a la persona o personas en tu lista de bendiciones. 
    5. Silenciosamente, confronta tu sistema interno de creencias. Pregúntate si estás dispuesto honestamente a suspender todos tus juicios, todas tus condenas, toda necesidad propia de hacer que el mundo lo haga “a tu manera”. La afirmación del día de hoy te permite hacerte la pregunta sencilla y directamente. Repite la afirmación, y entonces espera a que la respuesta surja de adentro de ti. Registra tu respuesta y cualquier otra pregunta, duda o preocupación subsecuente, que pudiera venirte a la mente en tu Diario de Bendiciones. No hay respuestas correctas o incorrectas a esta pregunta o a cualquier pregunta que se haga en el Reto de la Bendiciones. El propósito de este ejercicio, así como de todos los otros en esta serie de lecciones, es sencillamente el de hacerte más consciente de dónde estás en tus propios procesos de pensamiento, así es que no te pelees. Sólo responde la pregunta lo más sincero que puedas y registra la respuesta y cualesquiera otros pensamientos que lleguen a tu mente.

    “¿Qué tal si estoy dispuesto a bendecir mi mundo, sin importar lo que vea en el?”

    “La clave del éxito de las bendiciones es que se reconoce todo desde el que hiere, hasta el que está siendo herido.”